UDLA: 1984

“El Gran Hermano te vigila” recita la propaganda de El Partido. La sociedad se encuentra sometida por el selecto círculo de poder que la “dirige”. Cualquier forma de disenso e insubordinación es perseguida por la Policía del Pensamiento. Las vaporizaciones y purgas son cotidianas, mientras que la amnesia colectiva prevalece. El control mediático es ejecutado, justificándose en palabras hirientes e inocuas; un juego de mentiras y verdades forzadas, creadas en una asquerosa mente adoctrinada en las artes del Doblepensar.

Existe una sola conciencia; dictada, impuesta y controlada bajo los propósitos del partido. La historia ha sido desplazada deliberadamente por El Ministerio de la “Verdad”. Cada día sugiere una reinvención del presente, excluyendo inconsistencias y datos veraces tangibles que pudieran debilitar al sistema totalitario. El miedo, la censura, la mediocridad intelectual y la sumisión se bebe todos los días en la comunión de los miembros del partido, mientras que en el resto mayoritario de la sociedad, sólo prevalece la indiferencia y la distracción encarnada en trivialidades, arduo trabajo y eternos tonos grises.

Cualquier clase de discurso anti-sistémico –denominado crimental en neolengua- es acusado de complot y conspiración; argumentando (cuando es necesario) la pérdida de confianza del Gran Hermano y el atentado hacia El Partido. En otras tantas veces no es necesario dar explicaciones, pues sólo importa lo que se requiere que importe; datos falseados, cifras desproporcionadas que justifican el “buen trabajo” logrado, “Si los hechos demuestran otra cosa, habrá que cambiar los hechos”. Cada logro, tangible y/o intelectual, generado dentro o fuera del actual gobierno, es atribuido al éxito del sistema encabezado por el Gran Hermano –quién nadie tiene la certeza de haberlo visto alguna vez- y a la estructura del régimen impuesto por él mismo.

Todos estos (y muchos, muchos más) conceptos sobre el totalitarismo se encuentran plasmados en la obra maestra de Orwell. Las analogías son infinitas: Hitler, Mussolini, Castro, Chávez, Bush, PRI, PAN, PRD y años de eternas dictaduras, luchas de poder por más poder, de injusticias y arbitrariedades, de muertes y olvidos. Pedro Ángel Palou es un dictador, no es una broma, ni un juego de palabras. No es una exageración ni una ofensa al aire. La UDLA es la sociedad Orwelliana en su mayor esplendor. La gangrena del sistema logró entrar en una universidad, la nuestra, la UDLA. Somos un microcosmos de lo que acontece en mayor y menor proporción; pero también somos parte de la mala estructura en su conjunto. En donde no existe la libertad, ni la sabiduría, ni la paz, ni la fraternidad. En donde la ley emana de la voz del gran hermano, y sufre mutaciones a su libre albedrío.

Pero somos libres en donde no les es posible gobernar. Somos dueños de un mayúsculo trozo de conciencia, que a su vez es ínfima parte de la conciencia colectiva.

“Morir odiando al partido, esa es la verdadera libertad”

Bill